Sin duda todos hemos escuchado que el 11 de septiembre del 2001
marcó un hito en la historia moderna del planeta, un suceso que a once años
parece estar tan lejano como la Guerra Fría, la Gran Depresión o el escándalo
del Watergate. Y la historia del 11 de septiembre parece ser lejana por
detalles tan simples si los recordamos a una primera revisión y tan complejos
si los analizamos en un tono más profundo.
El 11 de septiembre tuvo un impacto fuera de Estados Unidos por
una razón: la cobertura mediática que las cadenas de televisión
internacionales, nacionales y locales le dieron al asunto una presencia en
pantalla sin precedentes. Sin desmerecer la magnitud de lo acontecido esa
mañana, la televisión hizo gala de su poder para escribir la historia con alarmantes
titulares en mayúsculas y sus cintillos que aderezaban las imágenes
atemorizantes.
El 11 de septiembre fue el día en que la televisión tomó, de
manera ingenua, la estafeta de los grupos terroristas del Medio Oriente para
concluir con el objetivo: infundir, esparcir y llevar a cada rincón de Estados
Unidos el miedo y el sentimiento de vulnerabilidad del país más potente del
mundo.
BREAKING NEWS: 9/11
Los invito a recordar dónde estaban y qué hicieron el 11 de
septiembre del 2001. Todos lo recordamos, muchos frente al televisor, otros
pocos atentos a la radio y menos por los diarios.
Para algunos, con acceso únicamente a la televisión abierta
mexicana, fue el día en el que conocimos canales como Fox News, CNN o NBC.
Televisa retransmitió la señal de estos cadenas internacionales durante casi
todo el día conducido por sus estrellas: Joaquín López-Dóriga, Adela Micha,
Carlos Loret y Leonardo Kourchenko.
¿Cómo olvidar el día en que El Canal de las Estrellas dejó de
transmitir sus telenovelas para dar paso a la información que se generaba en
Estados Unidos? ¿Cómo olvidar el día en que los conductores ‘más experimentados
y con mayor credibilidad del país’ improvisaron por horas y horas y nos
hicieron creer que todo lo que pasó fue escrito por Nostradamus siglos atrás?
¿Cómo olvidar semejantes palabras?.
TWITTEAR EL 9/11
Hoy en día, las noticias que cambian al mundo viajan más rápido y
obligan a las oficinas de comunicación de las dependencias oficiales a trabajar de forma más
expedita, herramientas como el Facebook y Twitter aceleran el proceso de
información y disminuyen su estancia en el centro de la atención, una noticia
que viaja por Twitter dura minutos, horas o pasa desapercibido por la cantidad
de datos que están en constante actualización.
¿Imaginan el 11 de septiembre en la era de Twitter? Tendríamos
cientos de testimonios de lo que pasaba en el World Trade Center mientras una
torre desaparecía entre polvo y escombros. Facebook hubiera estado saturado de
fotografías tomadas con el celular desde dentro y fuera de las Torres Gemelas,
a 10, 100 y 150 metros de ellas, antes, durante y después de que el primer
avión se estrellara, la foto del momento exacto en que el segundo avión choca
contra otra de las torres.
EL 9/11 HOY
La historia hoy en día se escribe diferente, con otros tintes, a
través de la televisión sí, pero contrastado con internet y apoyado por las
voces ciudadanas que muestran un lado que anteriormente poco se había
iluminado. Hoy, la opinión de pocos va adquiriendo tonos difuminados con la
opinión de los más, de los mal llamados ‘líderes de opinión’.
A 11 años de los atentados contra Nueva York cabe la reflexión
sobre la función de los medios de comunicación y la forma en que interactúan
para contarnos lo que sucede en nuestro entorno cercano y distante, un entorno
cada vez más contrastante y enigmático.
Es curioso ver cómo entre más información tenemos, menos sabemos.
¿Estamos listos para contarle a nuestros sucesores lo que está pasando en estos
momentos o los atiborraremos de información que tendrán que clasificar ellos
mismos?
La pregunta está en el aire, o en los bits de un tweet.
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