Hasta No Estornudar No Creer

En la Ciudad de México vive Juan Rodríguez, un michoacano que decidió ser un empresario exitoso poniendo un restaurante de comida michoacana en la ciudad más grande del mundo. El restaurante pocas veces lo encontrabas vacío, gozaba de una buena fama y precios abaratados. Su especialidad eran las quesadillas de huitlacoche hechas con tortilla negra. 

Juan disfruta ver la televisión justo al terminar su jornada laboral. Una noche de abril se sorprendió al ver que el presidente de la República, Felipe Calderón y el secretario de salud, José Ángel Córdova Villalobos emitían un comunicado en cadena nacional sobre un nuevo virus que atacaba a la población mexicana.

En lo próximos días Juan veía con gran interés un programa de televisión en el canal de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) en donde explicaban que los virus no pueden vivir de manera independiente y requieren de las células humanas o animales para subsistir. Además también entendió que los virus disponen de toda una maquinaria biológica que les permite tomar el control de las células, que infectan para poder reproducirse, aumentar en número, y pasar así a infectar a otras células.

Una mañana Juan se cortó la mejilla derecha con una navaja de afeitar cuando escuchó en el noticiario matutino del Canal de las Estrellas, Carlos Loret de Mola anunciaba las nuevas disposiciones tomadas por el Jefe de Gobierno del Distrito Federal, Marcelo Ebrard, quien declaró que los restaurantes, bares, cafés y discotecas tenían que ser cerradas a causa de el virus de la influenza humana. 

Media hora más tarde, y después de varias llamadas a sus empleados avisándoles que no fueran a trabajar ese día, Juan sintonizó TV-UNAM donde médicos especialistas informaban el significado de la influenza, los doctores decían que la influenza es una enfermedad de las vías respiratorias causada por cierto tipo de virus, ellos mencionaban que a los que se referían como "virus de influenza" y que para mayor claridad se clasifican en tres grandes categorías: A, B y C. Los virus de influenza tipo A infectan una amplia variedad de aves y mamíferos y han sido responsables de tres pandemias ocurridas el siglo pasado. También afirman los médicos que los virus de influenza tipo B sólo infectan humanos, pero como sólo existe un subtipo de ellos, tienen un bajo potencial de causar pandemias, y que hasta ahora no han causado ninguna, aunque si provocan enfermedades respiratorias serias. De la misma forma los doctores, que aparecían por primera vez en televisión, aseguraban que los virus de influenza tipo C, al igual que el tipo B, sólo infectan humanos, pero causan enfermedades respiratorias moderadas y han sido poco estudiados.

Juan nunca había estado tan atento a la televisión, tarde y noche veía los canales de noticias, que avisaban de nuevos casos, de nuevos infectados, más muertos, y menos posibilidades de detener lo que en ese momento ya era una pandemia según la Organización Mundial de la Salud. 

Al día siguiente Juan decidió ir al cyber-café que está justo a dos cuadras de su casa, en el cruce con las calles Hidalgo y Vicente Guerrero. Revisando su correo electrónico se percató de interminables cadenas de mails abarrotaban su bandeja de entrada. Leyó detenidamente cada uno de ellos, todos coincidían en algo: “la influenza era una mentira, una forma más de controlar al pueblo”.

Juan regresó a su casa enojado por lo que había leído.

Un viernes por la mañana Juan tomo una firme decisión, ir a su restaurante e intentar abrirlo pese a las medidas tomadas por el gobierno capitalino. Como cada mañana anterior a la influenza Juan se afeitó, se puso ropa limpia, le dio brillo a sus zapatos y tomó el metro rumbo Tacubaya por la línea azul. La gente lo veía con un tanto de miedo, pues Juan no traía cubrebocas como el casi 93 por ciento de los usuarios del metro. Y mucho menos usaba guantes de látex como lo hacían dos viejecitas que viajaban en el vagón contiguo. 

A Juan los correos electrónicos le habían influenciado más que la televisión. 

Llegó a su restaurante, limpió el polvo acumulado en las mesas y la barra. Encendió la tele, el canal de la UNAM se apoderó de la pantalla. Juan había dejado sintonizado ese canal la última vez que estuvo en el restaurante hacía ya, dos semanas. 

En el canal informaban que la vacunación en ese momento no parecía ser una medida efectiva, por dos razones. La primera es que la cepa de influenza A H1N1 que está causando el problema es diferente a la cepa H1N1 estacional para la cual fue creada la vacuna que existe actualmente, por lo que ésta no inducirá una protección adecuada, o será muy moderada. En segundo lugar, la protección que confiere la vacuna toma un par de semanas para ser efectiva, momento en el cual es probable que el brote ya haya cedido.

Además afirmaban que la influenza se contagia cuando una persona enferma tose o estornuda cerca de otras personas, pues se forman aerosoles de la saliva que contienen virus que pueden ser aspirados por personas sanas. También se contagia al tocar con las manos superficies o artículos contaminados con este virus, las cuales se llevan posteriormente a ojos, nariz y boca. Los conductores afirmaban que por estas razones era importante seguir las indicaciones generales que la Secretaria de Salud estaba dando a conocer ampliamente a través de diferentes medios de comunicación, que fundamentalmente consisten en evitar cambios bruscos de temperatura, no saludar de mano ni de beso, lavarse las manos frecuentemente, evitar tocarse ojos, nariz y boca, estornudar correctamente, no asistir a sitios donde se reúnan muchas personas, como cines, teatros, antros, eventos masivos, etc. 

Los expertos invitados al programa de televisión decían que aunque la cepa H1N1 que estaba circulando era de origen porcino, no hay ningún problema con el consumo de carne de cerdo, y como siempre ésta debería de ser bien cocida. También mencionaban que es recomendable consumir frutas y verduras ricas en vitaminas A y C .

Juan nunca tomó en cuenta estas medidas dictadas por el gobierno.

El domingo siguiente Juan comenzó a estornudar.

La mañana del lunes no pudo despertar, porque tenía fiebre de más de 38º.

El teléfono sonaba constantemente en el departamento de Juan. Nadie contestaba. La señora encargada de la limpieza tocaba a la puerta pero nadie atendía. 

Tres semanas después, la señora Dolores fue a la ciudad de México sin avisar, llegó al departamento de Juan y tocó y tocó, pero nadie contestaba. Parecía que el olor fétido despedido por la parte baja de la puerta era el único que quería salir a avisarle a la madre de Juan, que su hijo había muerto a causa de la influenza humana. 

Comentarios

Unknown ha dicho que…
Es de la vida real este caso? oO

Yo como estoy haciendo mi internado de medicina la verdad es que el virus de la influenza está a su máximo en estos momentos, en el hospital donde estoy hasta estan haciendo cercos sanitarios para los contagiados y la terapia intensiva esta llena de personas con influenza y ya no permiten la entrada a pacientes con otra enfermedad y hay gente que en verdad está muriendo, varios médicos y enfermeras se han contagiado y los casos van en aumento >< y a mi la verdad me enoja mucho la gente que piensa como el que pusiste en tu post, esos que creen que es algo político U_U cuando oigo a alguien decir eso me da ganas de llevarlo al hospital para que mire cuantos contagiados hay x_x

Y ahora la situación es inversa jejeje porque el gobierno no quiere decir que se ha reactivado el virus y que está mucho peor que antes por las perdidas económicas que significó el primer brote U_U Pero en fin, hay que cuidarse y tomar mucha vitamina C y amantadina (^_^;)
Gilberto Escayola ha dicho que…
V146R4!!
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hoal noob! :3